PARA APRENDER UN IDIOMA HAY QUE INCAR LOS CODOS
El concepto de competencia hunde sus raíces en la idea de energeia de W. Von Humboldt, a la que define como el eternamente repetido esfuerzo del espíritu humano para hacer capaz al sonido articulado de expresar el pensamiento, y el sprachvermögen de G. von der Gabelentz, que corresponde a la facultad humana del lenguaje.
La idea de competencia tiene un punto de partida en las teorías lingüísticas de Noam Chomsky. Para él, la competencia es el sistema de reglas innato e interiorizado que constituye el saber lingüístico de los hablantes. La competencia es universal en cuanto le subyacen un conjunto de reglas comunes a todas las lenguas. Gracias a esta competencia pueden producir y emitir un número infinito de oraciones hasta entonces inéditas.
A la competencia universal la acompaña, por un lado, la competencia particular, que atañe a las reglas específicas de cada lengua, y, por otro, la intuición del hablante, por la que éste puede enjuiciar la gramaticalidad de los enunciados que les son presentados, en este sentido, se llegó a equiparar, como hizo Weinrich, intuición con norma lingüística.